2011 – 2014
En su desarrollo, el colectivo decidió iniciar búsquedas que tuvieron en cuenta la composición y la intencionalidad de la comunicación de lo sagrado, potencializando la inclusión de lenguajes no institucionalizados, en una urgencia de superar el imperialismo lingüístico estructural propio de la colonialidad. Comprendimos entonces que lo sagrado se puede asociar posiblemente a manifestaciones sentipensantes (Fals, 1980) y a haceres de carácter espiritual, no necesariamente religiosos, en los cuales la comunicación se considera una forma de habitancia del territorio ancestral, pues se refiere a la apropiación de la realidad desde lo sensible y lo perceptible.
Capítulo de libro. De laberintos, colchas de retazos y otras extrañezas: Experiencia de autobiografías estéticas.
Tesis Beca Colciencias. Prácticas educomunicativas del pueblo Kankuamo.
Autobiografías Estéticas
Técnica Mixta
Esta obra consistió en la realización de autobiografías visuales colectivas, propuestas por grupos de estudiantes, profesores y sabedores, como una acción política en la que el proceso de compartir permitiera dejar de lado el hecho de juzgar a los y las otras por sus vivencias, experiencias o posturas, y que lograran rescatar las subjetividades de los participantes, sus formas de vida particulares, sus gustos, sus sueños, sus deseos, para posteriormente expresarlos en una instalación performativa.
Se propuso entonces una autobiografía que cumpliera el parámetro de no-linealidad, para lo cual se realizó una introducción de apertura de puentes y de confianza, pues muchos de nosotros pensamos: “¿Qué voy a hacer si yo no tengo nada que contar, si mi vida no es nada del otro mundo?”. Y para rebatir los miedos profundos a lo que “piense el otro de mí”, sugerimos a los colectivos, una introducción a la obra de James Joyce y de Frida Khalo, quienes sirvieron de ejemplo para la generación de narrativas novedosas desde la autenticidad y la expresión del propio yo.
A partir de la no-linealidad, se proyectaron tres momentos evocadores que tomaron como punto de referencia tres elementos estéticos: la fotografía, la música y el objeto. De éstos, resultaron tres productos principales, usados posteriormente como figuras de creación en la instalación performativa final: un cadáver exquisito textual, es decir, un ensamble de pequeños escritos individuales, que deriva en una composición anónima; una obra pictórica colectiva y un laberinto de ubicación infográfica de hitos de vida.